La pandemia por Covid-19 que sigue presente en la vida cotidiana a nivel global, ha acelerado cambios que de una u otra manera se iban a dar, pero de forma gradual. Esto ha llevado a reformular muchas de las actividades que desarrollan empresas, profesionales independientes y los trabajadores dentro de estas y a su vez, la manera en que presta servicios el Estado colombiano a través de las entidades y empresas públicas.
Los abogados puntualmente, hemos sentido en nuestra actividad profesional este cambio, ya que muchos de nosotros nos limitábamos al uso del computador y alguno que otro sistema de información y aplicación de seguimiento de procesos, entre otros.
Algunos ya, nos hemos desempeñado en actividades de automatización de procesos legales, creación de documentos jurídicos por medio de un RPA en cuestión de segundos y esto nos ha ampliado la visión del futuro de nuestra profesión, pero sigue siendo limitado en comparación con los avances tecnológicos que están ya presentes y disponibles en el mercado.
Esto nos ha llevado a aprender sobre nuevos asuntos que antes creíamos que eran ajenos a nuestra actividad cotidiana, puntualmente, sobre las tecnologías y la forma de hacer mejor nuestro trabajo para la compañía de la que hacemos parte, nuestra firma de abogados o como profesionales independientes.
Ello no ha hecho más que generar oportunidades para que los abogados nos desempeñemos en otras áreas donde antes no había cabida para nosotros, oportunidades que han venido de la mano con nuevos retos ya que, solemos tener fama de poner trabas o de obstaculizar los procesos de contratación con las advertencias o alertas que hacemos a la organización, por ejemplo, porque nuestra profesión también nos llama a prevenir riesgos a las organizaciones.
Desde este punto de vista, es importante que las empresas vean con mejores ojos la participación del abogado en el desarrollo de software y aplicaciones móviles, campañas de marketing, entre otros; sin embargo, resulta fundamental que el abogado se gane ese espacio, siendo más participativo dentro de la compañía y brinde, en vez de obstáculos, alternativas.
Si bien, los abogados nos debemos casi siempre al imperio de la ley, muchas veces esta presenta vacíos o lagunas que tenemos que aprender a sortear, manteniendo la buena salud de la empresa y la integridad de los consumidores promoviendo, por ejemplo, la toma de decisiones éticas.
A su vez, nos encontramos ante los retos que nos imponen las nuevas tecnologías en materia de seguridad de la información que manejan las empresas, muchas veces confidencial, que nos obligan a estar atentos a los ciberataques que van en aumento, o el aprendizaje de nuevas tecnologías porque la organización desea optimizar sus procesos para ser más eficiente y, en todos y cada uno de estos caminos, el abogado es un pilar fundamental para hacerlo de manera exitosa.